"Dar la vuelta al mundo no es cuestión de valentía, sino de prioridades"

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Sergi y Patri encontraron en las motos un gran aliado para su recorrido por el mundo / Què fills de ruta

Muchos sueñan con recorrer el globo pero pocos llegan a cumplir su deseo. Tras una andadura inolvidable, Sergi Ferrer y Patricia Camps han vuelto al lugar del que escaparon

"Dar la vuelta al mundo no es cuestión de valentía, sino de prioridades"

Grecia, Israel, Jordania, India, Maldivas, Tailandia, Myanmar, Laos, Malasia, Australia, Filipinas, Japón, Corea del Sur, Camboya, Indonesia, Nueva Zelanda, Argentina, Chile, Bolivia y vuelta a Barcelona. Muchos desearían el coraje de la pareja que forman Sergi Ferrer (26 años) y Patricia Camps (24) para embarcarse en una aventura de 18 meses viajando por el mundo. Para él, sin embargo, “no es cuestión de valentía, sino de prioridades en la vida”. El 13 de noviembre de 2016 cogieron un avión con origen en una vida común y con la libertad como destino. Tras 553 días, 19 países visitados y un sinfín de experiencias vividas, ambos están de nuevo en casa. En su blog Què fills de rutahan ido explicando sus peripecias, dando así una oportunidad a sus lectores para viajar a través de sus palabras. Desde Doblecheck, además, aprovechamos para encontrarnos con Sergi apenas unos días después de aterrizar.

¿Cómo decide una pareja ir a dar la vuelta al mundo?

La planificación del viaje duró unos dos años, pero la decisión de marcharnos fue precipitada, cuestión de segundos. Estaba buscando piso con mi novia, pero eso suponía meterme en una espiral de trabajo y gastos de manutención en el que no quería entrar todavía. ¿Qué me apetecía hacer? Un viaje largo. Unos días atrás había visto el programa Callejeros viajeros, y pensé: quiero dar la vuelta al mundo. Llamé a mi novia y le dije que en dos años, cuando acabara la Universidad, daríamos la vuelta al mundo.
 

"Cuando el cuerpo te pide volver, es difícil reconocer que tu viaje interior ha terminado"


Una persona normal me hubiera dicho que no bebiera antes de las cinco, pero su respuesta fue que sí, que por supuesto. Al momento fue a comprar una guía de los mil viajes que no te puedes perder, vino a mi casa y me hizo firmarla. “Si nos vamos, nos vamos”, me dijo. Y empezamos a ahorrar y a planificarlo todo.

¿Cuál fue el presupuesto para el viaje en el momento de dejar Barcelona?

Hicimos un cálculo de 1.000 euros por mes y país cada uno, sabiendo que debíamos respetar una proporción de 70% de países baratos como Laos o Camboya y un 30% de países caros como Australia o Japón.

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Petra fue visita obligada en Jordania / Què fills de ruta


¿Cómo os planteasteis el viaje? ¿Seguisteis un plan o fuisteis decidiendo sobre la marcha?

La idea del recorrido se basó en elegir los países que queríamos visitar. Pero la cosa fue variando, tanto en lugares como en tiempos. Una vez estás allí tienes que eliminar países de la lista. Hay países tan grandes, como China o Brasil, que no tiene sentido ir solo dos o tres semanas. Parecía más coherente dejarlos para un viaje futuro y cogerlos con ganas antes que hacer una visita casi por obligación.

Desde el día 1 del viaje creasteis un blog: Què fills de ruta. ¿Por qué?

Estudié Comunicación, y sé que el Sergi de aquí a 10 años agradecerá el esfuerzo que ha supuesto ir narrando el día a día del viaje para poder recordarlo. Al mismo tiempo, era una opción de tener una vía de comunicación distinta al WhatsApp con mis amigos, y además me permitía ir creando un porfolio a nivel periodístico para cuando regresara a casa.

Vuestra aventura da envidia. No solo el viaje, sino la valentía de dar el paso para marcharos.

No creo que sea cuestión de valentía, sino de prioridades. Puede parecer valiente irse, pero lo es más volver. Dejar aquello que siempre has querido para volver a lo que siempre puedes tener: una vida normal. Cuando el cuerpo te pide regresar, es difícil reconocer que tu viaje interior ha terminado, y lo fácil es seguir viajando de forma artificial.

Es decir, no terminaste el viaje porque habías llegado al sitio que querías, sino porque sentías que debías volver.

Hay una cosa que pasa cuando viajas un tiempo largo: pierdes el factor sorpresa. Te acostumbras a ver todo. Ves el primer templo budista y alucinas, pero al 321 ya no quieres ver más. Pasa igual con las montañas, con las cascadas, las estatuas, los bosques… No quería llegar al Machu Picchu y pensar que qué pereza subir todo eso. Yo quiero llegar allí y que me reviente la cabeza. No quería subir por inercia. Ahora que he hecho un gran viaje, no tengo miedo en pensar en más. Es una especie de botón del pánico que ya he apretado. Hay mil maneras de viajar cuando quiera o necesite hacerlo. Sé que puedo.

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En Maldivas la frontera entre cielo y agua se difumina / Què fills de ruta

¿Hubo momentos de miraros Patricia y tú y decir “vámonos por favor”?

Por primera vez en mi vida tenía un horizonte de mínimo un año en el que no había responsabilidades por delante: nada a mi cargo, sin pagos pendientes, mi familia y amigos estaban bien… Desde el parvulario siempre tienes algo pendiente: exámenes, estudiar, reuniones o trabajo. Algo que te impedía pensar en nada. En el viaje tuve la oportunidad de no pensar en nada. Eso te permite plantearte cosas que nunca te habías planteado y sentirte de formas que nunca te habías sentido. Ya no tanto por el viaje, sino por la sensación de libertad que tienes.
 

"En Maldivas la realidad supera cualquier foto"


Entonces, a veces estás arriba del todo y otras te vienes abajo y piensas: ahora me iría a casa a ver a mi familia y me pondría la tele durante seis horas. Pero nunca tomamos la decisión real de volver porque sabíamos que era un pensamiento temporal. Si te vas de vacaciones sabes que vas a estar bien, pero nos fuimos a vivir fuera un año. Sabíamos que habría momentos para todo.

¿Qué tres países te han gustado más?

Las Maldivas, Laos y Japón. Maldivas porque es el primer país en el que la realidad supera cualquier foto. Además, nos dimos cuenta de que se podía visitar sin pagar un resort carísimo. Laos porque fue una sorpresa muy agradable. Es el primero que descartarías del sudeste asiático, pero tiene historia, es virgen, verde, con paisajes, selvas y gente que no te trata como turista. Y Japón es un planeta diferente: gente adorable, cultura espectacular. Todo es atractivo de ver. Tokio es la Tierra en 2050 y luego vas a un pueblo y es Japón en el año 1.000.

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Osaka: todo aquel que viaja a Japón vuelve encantado. Sergi y Patricia no son la excepción / Què fills de ruta 


¿Y en cuanto a la hospitalidad de los ciudadanos?

En general los asiáticos te dan todo lo que tienen. Es un tópico, pero es así. Llegas a un pueblo pequeño con la moto y la gente se alegra de verte porque a lo mejor eres lo más interesante que les ha pasado en todo el día en este pueblo perdido. Además, te das cuenta de que te puedes comunicar sin un idioma en común. Te acabas entendiendo, sobre todo con los más pequeños. Tenía 20 niños a mi alrededor y les hacía fotos con el móvil, después se las enseñaba, se veían en la pantalla y se partían de risa al verse. ¡Les llegué a enseñar a jugar al picaparet hablando en catalán!

¿Parasteis en algún momento el viaje para ganar dinero y poder continuar?

Sí, solo una vez. Fue en Australia, en Port Douglas, una zona muy turística al norte de la costa este del país. Mi novia y yo teníamos tres o cuatro trabajos a la vez. Llegamos a hacer hasta 72 horas semanales. Pero claro, a 20 dólares mínimo la hora. Eso nos permitió alargar el presupuesto del viaje para sitios caros como Japón, Corea, Argentina o Chile.
 

"He vuelto más consciente de la suerte que tengo de vivir donde vivo"


No fue tanto por necesidad, sino por la experiencia y por hacer un alto en el camino porque estábamos cansados de no parar. Trabajamos como camareros, en construcción, montando mobiliarios para bodas y hacíamos las camas del hostal para no pagar alojamiento.

¿Has temido por tu seguridad en algún momento del viaje? Siempre se habla del alto nivel de criminalidad en algunos países sudamericanos.

En absoluto. Es cuestión de estadística. Todos conocemos a alguien que ha tenido una experiencia negativa, pero al final, conoces a muchísima más gente que no le ha pasado nada, lo que pasa es que esos no lo cuentan. Hacen menos ruido. He conocido a más personas que le han robado la cartera en la Rambla de Barcelona que en otros países.

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Laos y su gente fueron una de las sorpresas agradables del recorrido/ Què fills de ruta


O sea que ningún problema.

Bueno, una vez me drogaron sin querer con un calzone con marihuana en una pizzería de Camboya -Sergi lo recuerda entre carcajadas, casi tantas como las que soltó aquel día-. Era la famosa ‘happy pizza’. Yo no me he fumado un porro en mi vida y no sé cómo el camarero entendió que yo quería una pizza con droga. Me dio una sobredosis. Estuve 36 horas sin poder hablar bien. Lo pasé muy mal, aunque como tan pronto me reía mucho como sufría, parecía poco creíble.

¿Dónde se duerme cuando se da la vuelta al mundo?

El 80% del viaje en hostales, el 10% en coches o furgonetas y el otro 10% en Airbnb o tiendas de campaña. Aunque en los tres meses en Sudamérica mitad en hostal y mitad en tienda de campaña.

Habéis estado en 19 países. Suena a poco para 18 meses, ¿no?

Sí, pero viajando, menos es más. Yo hoy no me iría una semana a Vietnam. Son países que necesitas un tiempo para disfrutarlos. Si vas una semana, haces turismo. Si vas un mes, vives como ellos, te mueves como ellos, comes como ellos… Que la media sea de un mes por país supone que el viaje ha salido según lo previsto.

Patricia volvió a casa un par de meses antes y tú seguiste viajando por Argentina y Chile, ¿por qué?

Se encontró saturada del viaje. Llega un momento que el cuerpo te pide otra cosa. Viajar es una rutina: busco cómo desplazarme, dónde dormir, dónde comer, qué visitar. Y al cabo de cuatro días, vuelta a empezar. Es emocionante y divertido, lo mejor que he hecho nunca, pero es agotador. Patricia fue coherente: ella ya estaba contenta con lo que había hecho e hizo lo que el cuerpo le pedía: volver. Decidimos que ella se iba y yo me quedaba. Era injusto para ella pedirle que se quedara y era injusto para mí que me pidiera marcharme con ella. Así que ninguno lo pidió. Cuando me dejó de apetecer a mí, volví.

ruta 40 argentina                             

Argentina: hacer la ruta 40 en autostop te permite tener tiempo para todo / Què fills de ruta

¿Sientes que se fue un Sergi y ha vuelto otro? ¿Has sentido una evolución personal?

Creo que soy el mismo. Quizá más centrado. He vuelto más consciente de la suerte que tengo de vivir donde vivo y de tener los amigos y la familia que tengo. A veces me pasaba que alguien, un indonesio por ejemplo, me preguntaba dónde había estado, y yo le contaba los países que había visitado. Él me decía que le encantaría poder hacer lo mismo, pero que con lo que ganaba, no podría hacerlo ni trabajando 200 años. Ahí te das cuenta de que nunca has valorado la suerte que supone haber nacido en un país que permite ahorrar lo suficiente y conseguir un pasaporte que me abre las puertas del mundo.