Top Gun Maverick, la hipérbole Cruisiana de una secuela imposible
Top Gun es uno de esos productos que nace totalmente determinado por la época y contexto que lo rodea. Surge por una amalgama de tendencias estéticas, culturales y políticas que abarcan toda la década de los 80, y sin las cuales no hubiera existido jamás. Su representación de las relaciones amorosas, su patriotismo, la “virilidad” de sus estrellas, la irreverencia juvenil de su protagonista, los momentos videocliperos, la música inconfundiblemente ochentera…
Por todo ello, continuar con las andanzas del tal Maverick, casi 40 años después, en un tiempo totalmente diferente a muchos los niveles (sociopolítico, pero también cinematográfico), parecía en un principio una descontextualización del personaje difícilmente salvable, recuerdo un caso similar con la 'Miami Vice' de 2006 de Michael Mann; estaban los coches, la ropa, la música, el vicio, pero lo esencial, su motivo de ser, su alma, no aparecían por ningún lado. A pesar de todo, el boom de los remakes y secuelas de clásicos, parece que llamó con fuerza a la puerta de un Tom Cruise que se entregó a la causa y a uno de los rodajes más desafiantes de su carrera, tanto como productor, el altísimo coste y dificultad técnica es evidente y a nivel actoral, no solo retomando un personaje de hace 36 años, sino pilotando cazas y todo tipo de aviones de combate.
El resultado, afortunadamente, no es nada desdeñable, todo lo contrario, es una secuela que supera en varios aspectos a su predecesora y que se sostiene sólidamente como filme único. Top Gun Maverick, es un mejunje de nostalgia, épica desmedida, romances imperfectamente perfectos, acción absurdamente espectacular… todo ello impregnado de la imperecedera marca Cruise y una emotividad in crescendo debidamente ejecutada. Su guión y sobre todo sus diálogos son mejores que en el clásico ochentero y por supuesto la acción, aquí llevada al extremo en un memorable fin de fiesta, más propio de Misión Imposible, que pone a prueba toda ley física e incluso cinematográfica. Un cruce entre los enfrentamientos finales de 'Star Wars IV' y 'Firefox el arma definitiva', serían los mejores referentes.
El filme no es perfecto, no es la obra maestra de la que algunos hablan, imposible teniendo en cuenta su predecesora, pero es, sin lugar a duda, un buen filme de acción y una de las mejores secuelas de las que se vienen realizando en los últimos años. Si algo se le puede achacar es la falta de personalidad en la dirección, recordemos que el filme de 1986 estaba dirigido por el maestro Tony Scott, un cineasta con un marcado estilo en lo que a composición, ritmo y montaje se refiere. Aquí en los mandos tenemos a Joseph Kosinski, un realizador ya experimentado, aunque sin grandes títulos en su haber, quizás el más destacado sería 'Oblivion', una ambiciosa historia de ciencia ficción protagonizada por el propio Cruise, pero más allá de eso, está lejos del nivel de Scott. Con todo, Top Gun Maverick se puede considerar un éxito y una buena aportación a la filmografía de Cruise. Un filme que, ya sin el factor de la novedad y sin el peso de la iconicidad de su predecesora, consigue emocionar a varios niveles durante su metraje y deja un muy buen sabor de boca.
Medios estadounidenses como 'Deadline', ya han avanzado que, en su primer fin de semana, sería el mejor estreno en la carrera de Cruise y uno de los mejores fines de semana de taquilla de los últimos años.