Oscars por todas partes
Inmaculada destino Hollywood Boulevard.
En la madrugada del domingo al lunes, la UIC Barcelona se vistió de gala para celebrar, presencialmente, la gran fiesta del cine, los Oscars. Conducido por los profesores Isadora García y Oscar Sueiro, los alumnos pudieron disfrutar del evento a través de una gran pantalla, compartiendo un piscolabis y enfrentándose en una divertida quiniela. ¿Qué película se impondría con el mayor número de estatuillas?
Después de cuatro ediciones insólitamente aburridas y poco cohesionadas, probando distintas configuraciones de presentadores, la Academia decidió volver al formato clásico y a terreno conocido, eligiendo como maestro de ceremonias al buque insignia de la cadena ABC, el cómico Jimmy Kimmel. Aterrizando en el escenario con un paracaídas, en homenaje a ‘Top Gun Maverick’, Kimmel se inició con su habitual traca de chistes, repasando los temas de actualidad más candentes, dedicando personalizadas observaciones sobre la carrera, origen y edad de los nominados y lanzando como no, dardos envenenados a algunas de las películas fracasadas en taquilla y por supuesto a Will Smith, con un par de elegantes, pero contundentes retóricas.
La gala no pudo comenzar mejor, Guillermo del Toro recibía el galardón por su película de animación ‘Pinocho’, convirtiéndose así en el primer cineasta en obtener el reconocimiento tanto a Mejor película de ficción como de animación. A continuación, llegarían las primeras categorías de interpretación, en la que Ke Huy Quan abriría el melón para ‘Todo a la vez en todas partes’, que comenzaba aquí, su andadura hacia el estrellato con este premio al Mejor actor secundario y seguidamente con el otorgado a la gran Jamie Lee Curtis. Categorías ambas muy reñidas, en la que destacaban especialmente las entrañables interpretaciones de Barry Keoghan y Kerry Condon, en ‘Almas en pena de Inisherin’, una de las grandes olvidadas de la noche. Llegaría la primera polémica en la categoría de Mejor documental, que dejaba de lado a las dos grandes favoritas (‘Fire of love’ y ‘La belleza y el dolor’) para premiar al filme biográfico del represaliado opositor ruso, ‘Navalny’. Una declaración de intenciones claramente marcada por la agenda política internacional, sin desmerecer el trabajo de Daniel Roher, que convierte su historia en un impactante y dinámico thriller. Tras una nueva intervención de Kimmel, entraría en escena una de las grandes triunfadoras de la noche, la alemana ‘Sin novedad en el frente’, apabullante y descarnada revisitación del clásico literario de Erich Maria Remarque, que Netflix ha distribuido mundialmente. Mejor fotografía para James Friend y seguidamente, de manos del gran Antonio Banderas, el galardón a la Mejor película Internacional, categoría altamente competida con la notable ‘Argentina 1985’ y la belga ‘Close’. Sin embargo, ambas películas, prácticamente descartadas ante la avalancha de nominaciones recibidas por su competidora alemana. Diseño de producción sería el siguiente premio que recibiría, y finalmente el de Banda sonora original para su compositor Volker Bertelmann.
En las categorías técnicas habría la mayor variedad de premiados; para ‘La Ballena’ Mejor maquillaje y peluquería, por la impresionante transformación física de Brandan Fraser; para ‘Black Panther’ Diseño de vestuario, único galardón que recibiría la película de Marvel y Mejores efectos espaciales para ‘Avatar, El sentido del agua’, que también se quedaba con un solitario Oscar.
En el camino hacia la recta final de la gala, y sus premios más codiciados, nos encontramos con la sorprendente victoria del filme indio ‘RRR’ por su Canción original, arrebatándoselo así a los grandes temas de Rihanna y sobre todo de Lady Gaga. De nuevo, gesto de la Academia que pareció sucumbir a una mera estrategia de marketing para resonar con fuerza en la gran industria bollywoodiense y su audiencia. Aun así, nos queda esa apasionada y sentida interpretación de una Lady Gaga, que se desprendió de su elegante vestuario, maquillaje y joyería, para interpretar en directo y sin artificios su canción ‘Hold My Hand’.
Justo antes de la emocionante traca final, llegó una categoría curiosamente anodina, en Mejor guion adaptado, había películas que difícilmente pasarían el corte en otros festivales por su guion; sin ir más lejos, ‘Top Gun’ y ‘Glass Onion’ estaban allí. Con todo, ganó el alegato feminista de ‘Woman Talkin’, que por supuesto no podía quedar fuera de la ecuación. Después del adaptado, llega el original y aquí sí que había auténtico material ganador. Al menos dos o tres de los mejores guiones de la década. Puede usted pensar que aquí exagero, que peco de titular fácil y grandilocuente, pero estoy dispuesto a entrar en debate para demostrar la gran valía de los guiones de ‘Todo a la vez en todas partes’, ‘Almas en pena de Inisherin’ y ‘TAR’. Las dos restantes ‘Los Fabelman’ y ‘El triángulo de la tristeza’ nada desdeñables tampoco. Se alzaría con el galardón ‘Todo a la vez en todas partes’ la gran epifanía vitalista de los Daniels, directores y guionistas, constructores de un complejo galimatías interdimensional de auténtica genialidad creativa. Uno de esos guiones de trabajo faraónico y desbordante imaginación. ‘TAR’ aquí se iría de vacío, aunque para este cronista, era la más impresionante. Una amalgama de rabiosa actualidad y cultura musical, aunadas en una sinfonía elegante y cautivadora. ‘Todo a la vez en todas partes’ ganaría, seguidamente, el Oscar al Mejor montaje, la duda aquí, sí que era inexistente. De nuevo, los Daniels volverían a subir para el siguiente, Mejor dirección para ellos. Ni Spielberg y su oda al cine pudieron estropearle la noche a la carrera de una película que ya había puesto la quinta marcha hasta el final del asunto. Ambos, con treinta y cinco años de edad y en esta su segunda película, dieron el golpe sobre la mesa para consagrarse como el presente y futuro del Hollywood más experimental.
Antes de llegar a la Mejor película, ya vista para sentencia desde unas categorías atrás, quedaban las dos interpretaciones protagonistas. Se erigía con la estatuilla Brandan Fraser, por su gran transformación en ‘La ballena’ y Michelle Yeoh por su camaleónico papel en ‘Todo a la vez en todas partes’. Aunque las dos eran muy de suponer, la Academia aquí me decepcionó y mucho. Tiraron por la opción fácil con Fraser, les encantan los personajes con capas de maquillaje y que gimotean todo el rato, además de asegurarse el voto favorable del público. La interpretación de Colin Farrell me pareció superior al resto. Con Yeoh, forzaron el hacer historia, por ser la primera asiática en recibir el Oscar, antes que premiar el asombroso recital interpretativo de Cate Blanchett, que de nuevo la incluyo en esa lista de las cosas más brillantes de la década, incluso diría de este siglo.
Para acabar ‘Todo a la vez en todas partes’, que prometo no hacérselo leer más veces en este artículo, fue elegida como la Mejor película del año por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Elección valiente y acertada, aunque dejara en tintero a ‘Los Fabelman’, ‘Almas en pena de Inisherin’ y ‘TAR’. Una lástima que ninguna de las mencionadas, estuviera el año pasado para eliminar de la historia de los Oscars el bochornoso premio a ‘Coda’.
Después de una madrugada en vilo y una animada conversación entre alumnos y profesores, la experiencia de ver los Oscars en comunión en la UIC, fue bonita y se expresó el deseo de que se repita el próximo año. Hasta entonces iniciamos, de nuevo, un año de mucho cine.