Más allá de Juego de Tronos
La filosofía detrás de la serie y su éxito sin precedentes
Entre “El Señor de los Anillos” y “Juego de Tronos” siempre ha habido una rivalidad, primero desde sus libros y de ahí a las obras audiovisuales. El año pasado se lanzaron dos series en sus respectivas plataformas streaming denominadas “El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder” (Amazon) y “La Casa del Dragón” (HBO MAX). La serie de HBO MAX fue un éxito de crítica y público, a diferencia de “Los Anillos de Poder”, que generó una mayor controversia. “La Casa del Dragón” surge del libro de George R.R. Martin “Fuego y Sangre”, mientras que “Los Anillos de Poder” es una expansión del mundo de Tolkien originado en la famosa trilogía de “El señor de los anillos”.
"La Casa del Dragón" es un spin off de Juego de Tronos que se desarrolla 300 años antes de que naciera la madre de dragones, Daenerys Targaryen (Emilia Clarke). En la serie, Rhaenyra Targaryen (Milly Alcock/Emma D’Arcy) es nombrada heredera al trono de hierro, suceso mal visto por la población que considera que un varón tiene que ser rey por decreto, es ahí donde se desencadena el principal conflicto. Comienza entonces un perverso juego entre casas solo porque no comprenden que una mujer pueda gobernar.
"La Casa del Dragón" es el vivo reflejo de nuestra realidad y de cómo ha ido cambiando el mundo por guerras que nunca debieron de existir, sucesiones al trono por traición, familias enfrentadas por poder, casamientos y amistades solo por beneficios personales. Una historia literaria clásica que aquí se entrelaza con elementos del género fantástico. La provocación está presente en la serie y demuestra la facilidad del ser humano para generar discordia o manipular. Un ejemplo muy sencillo de nuestro día a día es que ponemos a prueba la lealtad de nuestro amigo o amiga, en quien confiar y en quien no, para así alcanzar la amistad eterna, o simplemente es una obligación política por parte de nuestros padres o compañeros/as a nuestro alrededor.
Simplemente, “la Casa del Dragón” nos enseña cómo las decisiones que tomamos en el pasado tienen consecuencias tanto en el presente como en el futuro, hay daños irreparables que afectan a muchas generaciones. Hay semejanzas a la Edad Media y al Renacimiento con el funcionamiento de la monarquía como centro del contexto, la influencia de las casas, la obligación de casarse para expandir el linaje, no por amor verdadero. Todo el que anhelaba controlar su propio destino lo ha intentado sin suerte, a la sombra de los que les obligan, controlando sus destinos con severas imposiciones. Esto se ha demostrado varias veces en la primera temporada de la serie y probablemente sea un tema recurrente en la segunda temporada.