Elecciones presidenciales en EE.UU.: Un panorama dividido antes del 5 de noviembre

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Elecciones presidenciales en EE.UU.

Con las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024 a la vuelta de la esquina, los estadounidenses se enfrentan a una disyuntiva histórica. Dos líderes de visiones opuestas podrían marcar el rumbo de EE.UU. en los próximos años. En esta contienda se enfrentan Kamala Harris, la nueva líder de los demócratas, y el expresidente Donald Trump, quien busca recuperar el cargo.

Elecciones presidenciales en EE.UU.: Un panorama dividido antes del 5 de noviembre

La visión demócrata: progreso y unidad

El programa de los demócratas, liderado por Kamala Harris y Tim Walz, se centra en la idea de un ‘gobierno de unidad’ que busca promover políticas inclusivas y sostenibles. Los demócratas enfatizan la importancia de continuar el progreso económico, destacando la creación de empleo y el impulso a la clase media. La administración de Biden ha apuntado a una reducción de la inflación y ha presentado un crecimiento sostenido en la creación de empleos como uno de sus logros clave. 

Además, Harris propone una reforma de salud enfocada en ampliar la cobertura médica y reducir los costos para los ciudadanos. La educación también es una prioridad, con propuestas para hacer que la universidad sea más accesible y asequible para todos los estadounidenses. En el ámbito de la seguridad nacional, la administración ha prometido mantener a EE.UU. como un líder en el ámbito internacional y combatir la desinformación, un desafío que se ha vuelto más prominente en la era digital.

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En las encuestas, los demócratas han mantenido una ligera ventaja en varios estados clave, aunque las cifras indican una división notable entre el electorado, que podría resultar en un resultado reñido. La estrategia demócrata incluye movilizar a votantes jóvenes, mujeres y comunidades de color, que son esenciales para asegurar la victoria en estados como Michigan, Wisconsin y Pensilvania.

La estrategia republicana: nostalgia y recuperación

La campaña de Donald Trump busca recuperar la ‘grandeza’ de su administración pasada y se enfoca en criticar lo que considera los fracasos de la política económica y migratoria de Biden. Trump ha prometido revertir muchas de las políticas implementadas durante el mandato de Biden, argumentando que estas han llevado a un aumento en la inflación y una crisis en la frontera sur. Su plataforma incluye recortes de impuestos, una dura postura contra la inmigración ilegal y el restablecimiento de las políticas energéticas que, según el lider republicano, fomentarán el crecimiento económico y la independencia energética de EE.UU.

Las encuestas han mostrado que Trump tiene un sólido respaldo entre los votantes republicanos, pero enfrenta una creciente oposición de los votantes indecisos que, tradicionalmente, pueden definir el resultado de las elecciones. Aun así, la campaña de Trump se ha centrado en una intensa apelación a los sentimientos de frustración y desencanto que muchos estadounidenses sienten hacia el establecimiento político.

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Trump-Pence

Expectativas y polarización: ¿Quién movilizará más votantes?

Los analistas políticos predicen que las elecciones de 2024 serán algunas de las más polarizadas en la historia reciente de EE.UU. La participación de votantes será crucial, y se espera que ambos partidos intensifiquen sus esfuerzos para atraer a aquellos que aún no han decidido. Según diversas encuestas, se estima que la participación podría superar el 60%, lo que podría ser un récord, pese a ser un índice representativo insuficiente.

Asimismo, se ha observado un aumento en el uso del voto anticipado, lo que podría beneficiar a los demócratas, quienes han promovido esta opción para facilitar la participación. Sin embargo, el partido republicano ha argumentado que la integridad de las elecciones podría verse comprometida con estas prácticas, lo que añade otra capa de tensión al proceso electoral.

En un contexto donde la desinformación se propaga rápidamente, ambos partidos han enfrentado el desafío de garantizar que sus mensajes lleguen a los votantes sin distorsiones. Esto se ha vuelto aún más crítico ante el impacto de la tecnología en la difusión de información, que puede influir decisivamente en la opinión pública.

La cuestión del aborto: un tema divisivo

Uno de los temas más críticos que podría influir en el resultado de las elecciones es el aborto. Con la anulación de la sentencia ‘Roe vs. Wade’ en 2022, ahora cada estado tiene el derecho de prohibir el aborto, lo cual ha resurgido como un punto álgido en la agenda electoral. Desde entonces, 14 estados han prohibido el aborto en casi todas las circunstancias y otros diez han impuesto restricciones. Actualmente, un tercio de las mujeres en edad reproductiva viven en estados donde el acceso al aborto está restringido o prohibido.

Si bien el aborto ha sido tradicionalmente un tema prioritario para los republicanos, la revocación de ‘Roe vs. Wade’ ha incrementado el apoyo a los derechos reproductivos en ciertos sectores. Un 69% de los estadounidenses creen que el aborto debería ser legal durante los primeros tres meses de embarazo, y el 61% considera que la anulación del caso “Roe vs. Wade” fue un “mal paso”. Este sentimiento se ha traducido en un aumento de mujeres y jóvenes que se han registrado como votantes, lo que podría ser decisivo en las elecciones.

Los demócratas han adoptado el aborto como un tema central de su campaña, enfatizando las restricciones impuestas por los republicanos. Durante la presidencia de Biden, el mandatario y Harris han intensificado sus esfuerzos para defender los derechos reproductivos y han utilizado todas las herramientas disponibles para proteger el acceso al aborto. La retórica de los demócratas sugiere que el aborto será un tema clave en su estrategia electoral, buscando movilizar a votantes que consideran este tema innegociable.

Conflicto en Oriente Medio

La postura sobre el conflicto en Oriente Medio refleja las diferencias en política exterior que Harris y Trump proyectan para EE.UU., un aspecto que podría influir en la decisión de los votantes. La vicepresidenta Kamala Harris ha respaldado el derecho de Israel a defenderse, pero también ha expresado su preocupación por el impacto en los civiles palestinos en medio de la guerra con Hamás. La candidata ha solicitado un alto el fuego inmediato, la liberación de rehenes y ha abogado por una solución de dos estados para resolver el prolongado conflicto israelí-palestino. En contraste, el expresidente Donald Trump ha mantenido una postura firme de apoyo hacia Israel y Arabia Saudita, además de adoptar una actitud de confrontación hacia Irán. Durante su mandato, Trump reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y supervisó los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes.

Por otro lado, Harris ha apoyado la ayuda militar a Israel, que ha superado los 12 mil millones de dólares desde el ataque de Hamás en octubre de 2023, pero ha denunciado la "catástrofe humanitaria" en Gaza y ha instado a Israel a permitir más ayuda en la región. Antes del ataque de Hamás, la administración Biden-Harris buscaba un acuerdo de normalización entre Israel y Arabia Saudita, que implicaría garantías de seguridad de EE.UU. y concesiones hacia los palestinos. Además, Harris ha dejado claro que tomará “todas las medidas necesarias” para proteger a las tropas estadounidenses contra Irán y sus aliados, reafirmando su compromiso de evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear.

El resultado del 5 de noviembre no solo determinará el próximo liderazgo de EE.UU., sino que también definirá el rumbo de las políticas que afectarán a todos los estadounidenses en los próximos años. Con una ciudadanía profundamente dividida y una campaña electoral marcada por la desconfianza y la polarización, el resultado es incierto y podría tener repercusiones significativas en la política estadounidense y más allá.