Lo que llevo, lo que soy
“El traje denota muchas veces al hombre”. Shakespeare
Somos lo que llevamos y llevamos lo que queremos que el mundo vea de nosotros. Nuestra ropa, nuestra forma de vestir, nuestro estilo, nos definen y con ella le gritamos al mundo lo qué somos y cómo somos. Son muchas las personas que aún consideran que la función de la ropa es simplemente proteger el cuerpo y cubrirlo y no están equivocados pues es para esto para lo que ha sido creada, pero no es ese su único cometido. Nuestro armario no está lleno de trozos de tela que empleamos solamente para proteger nuestro cuerpo, detrás de sus puertas se esconde nuestra historia, nuestra identidad, los mejores y los peores momentos de nuestra vida, nuestras inseguridades y nuestros miedos, nuestras raíces y nuestros anhelos… y es que la moda desempeña funciones imprescindibles en nuestra vida sin que nosotros lo sepamos.
En primer lugar, nuestro modo de vestir es nuestra carta de presentación.
A través de la ropa que nos ponemos expresamos nuestra forma de ser, nuestra personalidad. Lo primero que vemos de una persona es cómo va vestida e involuntariamente nos fijamos y en cierta medida nos hacemos una idea su forma de ser y de pensar.
En una primera impresión podemos saber si una persona es descuidada o si en cambio cuida los detalles, si es seria, si sigue las modas marcadas por la sociedad o en cambio busca la originalidad… y es esa imagen la que recordaremos. Quizás lo primero que queremos transmitir a los demás no es una buena impresión, quizás se busca transmitir la sensación de seriedad, de enfado, de preocupación, pero sea cual sea el mensaje que queremos lanzar al mundo sobre lo que somos, lo haremos llegar a través de lo que llevemos puesto. Lo que realmente importa es que lo que queramos decir y transmitir sea coherente con nuestra vestimenta. Es por esta razón por la que existen los llamados “códigos de vestimenta” que son reglas marcadas por la sociedad que indican la manera correcta de ir vestido en cada ocasión, y es que la coherencia entre la vestimenta y el ambiente en el que estamos es crucial.
En segundo lugar, la moda desempeña un papel crucial a nivel cultural. Cada cultura tiene su propio traje tradicional que les define, y es en los actos importantes o festividades cuando los ciudadanos se visten con su traje regional. El hecho de que todo un pueblo se vista con esa indumentaria, fortalece la unión entre los ciudadanos y hace que resurja la identidad y las raíces de la persona. Esa vestimenta representa la historia de todo un pueblo, y a su vez, la historia de todas las generaciones que pertenecen a él. Es por esta razón por la que los atuendos regionales nos transportan a nuestros antepasados, a nuestros orígenes, y al fin y al cabo, a nuestra identidad cultural.
En tercer lugar, en numerosos casos nos hace sentirnos parte de un colectivo, es esta la función social que desempeña la moda. Dicha función la podemos observar en las tribus urbanas. Cada tribu urbana viste de un modo diferente y el hecho de vestir de ese modo les identifica. Ayuda en la integración social del individuo ya que objetivamente, se ve su asociación al grupo al que pertenece. Además, fomenta que el hombre se sienta parte de algo.
Otra situación en la que la moda desempeña esta función es en los campeonatos deportivos. El simple gesto de vestir la camiseta del equipo al que animas, ya refleja tu identidad y te ayuda a sentirte parte de un colectivo.
La cuarta función que desempeña es la de aportar seguridad a la persona. Hay prendas que contribuyen en nuestra seguridad y nos hacen sentirnos cómodos puesto que es una prenda que sabemos que nos queda bien, o bien que nos la ponemos en ocasiones puntuales y nos hacen sentir especiales. Los especialistas recomiendan que a la hora de exponer un trabajo o de hablar en público la vestimenta que se elija sea especial, pero no nueva. Es mejor que sean prendas conocidas, que sepamos que nos favorecen y que sean de nuestro estilo. No nos podemos sentir inseguros o disfrazados con ellas puestas.
Finalmente me gustaría recalcar la capacidad que tienen las prendas para evocarnos a momentos y recuerdos. Y es que no somos capaces de recordar muchos detalles de sucesos que han acontecido hace muchos años, pero sí tenemos la capacidad de recordar, en muchas ocasiones, cómo íbamos vestidos. Las prendas adquieren para nosotros un valor sentimental que hacen que se nos haga difícil desprendernos de ella.
Como hemos podido comprobar, las prendas son una pieza fundamental en nuestra vida que nos ayudan directa e indirectamente y es que, como dice el gran diseñador de moda Alber Elbaz, “Pureza, emociones intensas. No se trata del diseño. Se trata de sentimientos.”.