Vertedero con vistas al mar

Las peleas de perros y el tráfico de drogas en el vertedero que hasta el momento no ha conseguido levantar cabeza

El mayor pulmón verde de Badalona se degrada por la actividad ilegal y la falta de gestión

El Parque de la Mediterránea de Badalona es un problema real para la ciudad. El terrero es propiedad de la familia Arnús y considerado uno de los mayores vertederos del Barcelonés Nord. Desde los años 70, el parque situado a 200 metros del mar se ha convertido en refugio para los vagabundos, un lugar donde traficar con drogas y verter escombros. Además, en 2014 fueron incautados hasta 600 perros propiedad de cazadores ilegales.


Precedentes

Hace 50 años, el Parque de la Mediterránea era uno de los vertederos más grandes e incontrolados de la zona de Barcelona Nord, el vertedero del Pomar. A mediados de los 70, sin embargo, el AMB lo adecuó a depósito controlado de residuos.

Los habitantes tiraban ahí sus sobrantes, lo que hacía de la parcela el lugar perfecto para recolectar chatarra. Montañas de escombros, colchones podridos, trozos de plástico, cristal y madera, jeringuillas, ropa, fragmentos de cemento… el vertedero del Pomar era una mina de oro para los recolectores.

Sin embargo, también era área de tráfico de armas y drogas. Muchos delincuentes aprovechaban el abandono de la zona para esconderse y hacer sus trapicheos. No solo de narcotraficantes, el vertedero fue durante muchos años el refugio de cazadores con criaderos de perros de raza potencialmente peligrosa, pero debido a las presiones del Ayuntamiento de Badalona y de distintas protectoras de animales, abandonaron el lugar.

Para terminar con esta realidad nada agradable, sobre todo para los vecinos del barrio del Pomar, en 1976 se estableció el primer proyecto de restauración y rehabilitación mediante vegetación y recogida de lixiviados (líquido que se forma con el agua de la lluvia y la degradación de los depósitos) y biogás. El plan, llevado a cabo por el equipo de arquitectos AAUP SLP –Jordi Romero & Associats– y la arquitecta Imma Jansana, se dio por concluido en 2010.

En 2004 el Ayuntamiento de Badalona construyó el Parque de la Mediterrània, con muchos senderos, miradores y fuentes de agua potable. Sin embargo, a día de hoy sigue siendo un parque poco conocido para los badaloneses.

Desde entonces el AMB ha ido sellando el vertedero con aportaciones masivas de tierra y una gran reforestación. También se ha hidrosembrado para conseguir una cubierta de hierba en la superfície y se han retirado la mayoría de las chimeneas que filtraban los gases emitidos por los residuos enterrados y los lixiviados, inactivas desde la clausura del vertedero. Solo quedan cuatro.

Mucha gente que quería huir de la vida urbana se mudó allí para buscar paz y tranquilidad. Actualmente viven en la parcela privada del parque, propiedad de la familia Arnús, muchos “heridos de la montaña”, tal y como se autodenominan los habitantes. 

Pelea de perros, pozos ilegales y cultivo de marihuana

Durante el 2014, esta zona era regentada por cazadores ilegales que llegaron a tener hasta 600 perros. Los tenían en unas jaulas caseras hechas por los mismos cazadores. La Asociación Vigilancia Solidaria, que vela por el bienestar de los animales, asegura que los cazadores disponían del agua de la perrera municipal para seguir manteniendo el vertedero como negocio animal. Una orden judicial obligó a estos cazadores a abandonar el lugar pero antes de irse derribaron la mayoría de jaulas que tenían para los perros.

Al año siguiente se registró el robo de 8 perros de la perrera municipal, situada a pocos metros del vertedero, con el objetivo de ponerlos a pelear. A raíz de este incidente, la asociación animalista estuvo un total de 255 noches de guardia en la zona para evitar el robo de los animales y las peleas. Aseguran que ese robo no fue el primero que ocurrió.

Según algunos testigos, el vertedero no ha dejado nunca de ser un espacio para el delito. Actualmente se desarrollan actividades ilícitas como el cultivo de marihuana y otras de rango mayor.

Como ha podido comprobar Doblecheck, en el terreno hay pozos ilegales. Uno, dentro de una chabola construida con material encontrado en el vertedero y otro en el exterior de la finca. A día de hoy el pozo del interior de la barraca está tapado con cemento, pero el del exterior solamente se cubrió con una cinta de la guardia urbana y dos tablones de madera.

Fuentes del ayuntamiento de Badalona aseguran que tienen competencias limitadas y que gran parte de la responsabilidad es de los propietarios del terreno, imposibles de localizar, ya que no se sabe quién es el heredero y si aceptó la herencia o no.

Los vecinos y vigilancia solidaria desean que se limpie la zona y que el vertedero se convierta en una zona de ocio para los habitantes de la ciudad, construyendo un mirador, un pipican para los animales y un parque infantil. 

"Con lo buenas que son las vistas desde esa montaña es una pena que esté en esa situación y no se aproveche para algo productivo”