El Nobel de la Paz premia la lucha contra el hambre del Programa Mundial de Alimentos

JUDIT PELEGRÍN, MARÍA CARCABOSO, MARIA RIBÉ Y MIRIAM ANDREU

La situación provocada por la covid-19 ha sido clave para que el Comité Noruego del Nobel haya galardonado al programa este año

 

Fidelia Ortíz tiene 83 años, es de Salvador y se beneficia de la ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta anciana está muy agradecida por la labor que desempeña el PMA. En su caso, la asistencia por parte del programa se materializa en unas transferencias de dinero con las que puede comprar alimentos. Ortíz cuenta que “nunca jamás había visto este tipo de ayuda”, que a ella le sirve para llevarse algo al estómago en días en los que no tendría casi nada. Las transferencias y bonos alimentarios son parte de una solución integral que, según el PMA, permite responder de forma más eficiente a las necesidades de las comunidades en emergencia. La labor de esta organización en la lucha contra el hambre ha sido reconocida con el premio Nobel de la Paz de este año.

Paola, una joven guatemalteca de 20 años con cuatro hijas a su cargo, asistió, junto a otras madres del municipio de Tejutla (Departamento de San Marcos), al evento de inauguración de las Brigadas de Salud y Nutrición, una iniciativa del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en coordinación con la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Guatemala, con quien colabora el PMA. Gracias a las Brigadas, Paola se percató de que su hija menor sufría desnutrición aguda y recibió suplementos vitamínicos, así como una guía de alimentación para seguir un proceso controlado de la nutrición de su bebé.

La asistencia del PMA ha sido determinante en las vidas de Ortíz y Paola y les ha protegido de una violencia que no suscita tanto interés como otras, pero que deja millares de muertos cada año: la violencia del hambre. Puede ser que ellas aún no sepan que el PMA ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2020, pero seguro que reconocen el impacto positivo que ha tenido en sus vidas beneficiarse de sus ayudas.

Son muchas las personas que sufren inanición en el mundo y la covid-19 ha incrementado el número de las que sufren extrema debilidad física provocada por la escasez de alimentos. La presidenta del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen, afirma que este problema se intensifica sobre todo en Yemen, la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur y Burkina Faso, países donde el hambre se mezcla con la violencia. Reiss-Andersen asegura que la pandemia de la covid-19 ha provocado “un fuerte aumento del número de víctimas del hambre en el mundo”, motivo por el que han decidido galardonar al PMA, alabando “sus esfuerzos por combatir el hambre, su contribución a mejorar las condiciones de paz en áreas afectadas por conflictos y su implicación en la prevención del uso del hambre como arma de guerra”.

El director regional del PMA para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto, afirma que el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz ha supuesto el reconocimiento de miles de trabajadores internacionales que ayudan a una gran cantidad de necesitados y del sector privado, los organismos internacionales y las personas que apoyan la causa contra el hambre. Asimismo, Barreto destaca que es importante reconocer que, para conseguir la paz, es necesario derrocar el hambre y que la nutrición es clave para alcanzar el desarrollo y reducir la inquietud social, así como también lo es para lograr una buena salud y una educación digna.

El PMA tiene fijados tres objetivos para el año 2030: terminar con el hambre, conseguir la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición. Sin embargo, las estadísticas no son positivas: una de cada nueve personas en el mundo sigue sin tener recursos suficientes para acceder a los alimentos —y se cree que la crisis económica y social derivada de la pandemia de covid-19 puede empeorar las cifras—.

En 2019 el programa asistió a 97 millones de personas en 88 países a través de ayuda humanitaria en emergencias y políticas de desarrollo ante catástrofes. Solo en el último año, 135 millones de personas han sufrido una situación de inseguridad alimentaria aguda. El Comité Noruego del Nobel teme que la pandemia de coronavirus provoque que estos números se dupliquen y prevé que la cifra de víctimas del hambre ascenderá a los 260 millones a finales de año. Es por esto que el PMA necesita y solicita financiación para poder responder a las consecuencias de la pandemia. El PMA asegura que va a necesitar 4.900 millones de dólares, durante los próximos seis meses, para seguir llevando a cabo su trabajo de salvar vidas en más de 80 países.

Según los datos publicados en la web oficial del PMA, América Latina está sintiendo con todavía más fuerza los efectos del virus: en el último año se ha triplicado el número de personas que necesita asistencia alimentaria en la región. Además, afirman que las zonas occidental y meridional de África también han experimentado un aumento del 135% y del 90%, respectivamente, en el número de personas con inseguridad alimentaria a causa de la pandemia de covid-19.

El PMA se creó como experimento para ofrecer ayuda alimentaria mediante el sistema de la ONU en 1961 y a petición del entonces presidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower. Durante estos años, ha realizado numerosas campañas por todo el mundo. La primera de ellas tuvo lugar en 1963 en los pueblos nubios de Sudán, país en el que sigue prestando asistencia.

Actualmente, el PMA tiene su sede en Roma y se define como una organización humanitaria dedicada a salvar y cambiar vidas. Sus esfuerzos están destinados a proporcionar asistencia alimentaria en situaciones de emergencia y trabajar para obtener una mejora en la calidad de vida de las personas. Para ello, cuenta con más de 5.000 camiones, 30 barcos y alrededor de 100 aviones con los que se transportan a diario más de 15 millones de raciones de alimentos valoradas en 61 centavos de dólar cada una.

El Nobel de la Paz está dotado de una compensación económica que roza el millón de euros, una cifra que queda lejos de cubrir los 4.900 millones de euros que el galardonado necesita para garantizar una asistencia mínima a las personas necesitadas durante el próximo semestre. Aun así, toda aportación económica que recibe el PMA es celebrada porque permite seguir mejorarando las vidas de millones de personas como Ortíz y Paola.