La pandemia aumenta la ansiedad en la población joven
El SAIF ha incrementado su carga de trabajo con jóvenes que necesitan ayuda psicológica a causa de la situación excepcional que están viviendo
En los inicios de la pandemia muchos jóvenes comenzaron a sentirse desplazados: el confinamiento les arrebató las rutinas y los planes de futuro y muchos quedaron con la incertidumbre de no saber cómo iba a transcurrir el curso académico. Las estadísticas publicadas por el SAIF —centro para familias con adolescentes de Barcelona— aseguran que, entre el 23 de marzo y el 20 de abril de 2020, ofrecieron ayuda psicológica a más familias con adolescentes de lo habitual y que en Barcelona el servicio para adolescentes triplicó el número de llamadas.
Muchas de las consultas que realizaron indicaban que los jóvenes tenían cuadros de ansiedad. Ésta no es imaginaria y tampoco es posible desprenderse de ella de un día para el otro. Está presente en la vida de muchas personas e influye en sus rutinas con miedos intensos, malestar y preocupaciones, entre otros. Según el Instituto Nacional de Sanidad Pública, desde el año 2007 el número de trastornos de ansiedad en adolescentes va en aumento y después de los inicios de la pandemia los casos se han disparado.
Según Montse Gómez, psicopedagoga del IES Manuel de Cabanyes, en Vilanova i la Geltrú, el confinamiento en Cataluña ha afectado de manera negativa a un número elevado de adolescentes. “Al principio, se lo tomaron como unas vacaciones, pero después de semana santa la cosa cambió mucho”, afirma Gómez. Fue entonces cuando empezaron los problemas.
La pandemia llegó de manera inesperada a la vida de los adolescentes, al principio la recibieron con los brazos abiertos, puesto que esto suponía no ir a la escuela, pero con el paso de los días el permanecer en casa se hacía muy duro y comenzaron a desarrollar problemas para comer o conciliar el sueño. La ansiedad se apoderó de ellos debido a la situación excepcional que estaban —y siguen— viviendo.
Hacer deporte al aire libre es el método que utiliza Cristian Caballero, un joven de 23 años, para lidiar con su ansiedad, que ya existía antes de la pandemia. A él el confinamiento no solo le encerró en casa, sino que le arrebató el “medicamento” con el que cuida su salud mental e hizo que aumentara su malestar. Cristian piensa que hay que aprender a vivir con la ansiedad y afirma que “es muy difícil deshacerte de ella de un día para el otro”. Él solo espera que la situación epidemiológica no empeore de nuevo para, al menos, poder hacer deporte al aire libre.
Las causas que, tras el inicio de la pandemia, han hecho aumentar la ansiedad en la población joven son diversas. Muchos adolescentes y jóvenes se preocupan por la situación laboral de los padres o sufren por las relaciones con las personas de su entorno. Entre los afectados por la ansiedad, están los que sufren las consecuencias del duelo después de haber perdido a un ser querido por el virus. También los que se sienten solos o aislados porque han quedado alejados de sus amigos y encerrados en sus casas.
La ansiedad se acaba manifestando en fobias, como por ejemplo la de no querer salir a la calle por miedo a contagiarse del virus. Otras consecuencias son las crisis de angustia, que provocan mareos y malestar corporal, y los trastornos de estrés postraumático por el hecho de haber vivido una situación que han percibido como aterradora.
La pandemia les encerró en casa y les alejó de la realidad que cualquier joven necesita para poder seguir creciendo. Les golpeó fuerte, pero no solo con el virus, sino que también a nivel mental. La covid-19 les ha causado malestar físico, sentimientos de soledad, incertidumbre y dolor por ver pasar los mejores años de sus vidas con la sensación de estar desperdiciándolos y sin poder hacer nada al respecto. Por eso no sorprende que la jefa del departamento de salud del SAIF, Alicia Aguilera, declarase en La Vanguardia que los adolescentes han sido los más olvidados en esta crisis.