El Fútbol Sala femenino gana popularidad

Las mujeres futbolistas llevan luchando por sus derechos e intentando hacerse un hueco en el mundo del deporte desde muchos años atrás. El primer equipo de fútbol femenino se creó en 1894 y, sin duda, desde entonces su situación ha mejorado: cuentan con representación en los niveles más altos, pero también en sus entornos más cercanos.

El deporte universitario es una de las esferas desde las que se potencia el deporte femenino y también se ha convertido en una de las opciones preferidas de los estudiantes para socializar e integrarse en el entorno de la Facultad. Entre sus objetivos se encuentran potenciar las cualidades innatas y fomentar la convivencia en grupo. 

Pero las mujeres siguen teniendo un papel minoritario en este ámbito, limitado por la influencia de los estereotipos de género. Generalmente, las organizaciones deportivas suelen estar pensadas para la población masculina, por lo que las mujeres tienden a adoptar una posición difícil.

Según la Memoria de Actividades Deporte Universitario, en los Juegos Europeos Universitarios de 2016 un 68,7% de los jugadores españoles eran hombres, mientras que, tan solo el 31,3% eran mujeres, hecho que sostiene la disparidad entre hombres y mujeres en el deporte universitario.

Gráfico que muestra los resultados del estudio de la Memoria de Actividades Deporte Universitario sobre la diferencia de participación según género en diferentes países.

 

“Siempre hay personas que dan por hecho que solo jugamos al fútbol para pasar el rato y sin ninguna finalidad deportiva”

Marina Germà estudia Comunicación Audiovisual en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) y forma parte del equipo universitario de fútbol sala. El fútbol siempre ha estado presente en su familia y ha crecido con él, pero el hecho de estudiar toda la vida en el conservatorio de música le restó tiempo para dedicarse a este deporte. Y no fue hasta que entró en la universidad que vio la oportunidad de perseguir su sueño y empezar a dedicarse al fútbol de una manera más “profesional”. Le duele que haya personas que dan por hecho que las mujeres sólo juegan a fútbol para pasar el rato y sin ninguna finalidad deportiva.

Actualmente juega como cierre, aunque las posiciones suelen ir rotando entre las integrantes del equipo. Germà cuenta que se siente muy contenta de pertenecer al equipo, ya que ha conocido a personas maravillosas de distintos grados y edades de la Facultad de Comunicación y ha tenido la oportunidad de competir en ligas universitarias.

Aunque el equipo ha tenido la suerte de contar con el incondicional apoyo de la UIC y de no haber sufrido ninguna situación de discriminación, Marina cuenta haber visto otros equipos femeninos con los que compiten que no están respaldados por ningún club y que ni siquiera cuentan con un entrenador.

"Los recientes triunfos del equipo femenino del FCB han ayudado a normalizar un deporte poco practicado por mujeres". Pese a que los estereotipos respecto al fútbol han disminuido considerablemente, todavía queda lucha por delante para visibilizar este deporte, con poca presencia en los medios de comunicación y que sigue generando prejuicios en sectores de nuestra sociedad.