España, el Hollywood de Europa

Clint Eastwood conversa con un guardia civil durante un rodaje en España.

España, desde principios de los 50 hasta finales de los 70, se convirtió en la segunda residencia de los grandes estudios hollywoodienses y en el escenario insigne del western europeo. Múltiples provincias de la geografía española, como Almería, Madrid, Burgos y Soria, albergaron en aquellos dorados años de cine algunas de las más colosales producciones de la historia. Esas dos décadas de centenares de Spaghetti Western (la Trilogía del dólar como máximo exponente), de las megalómanas producciones de Bronston (El Cid, 55 días en Pekín, La caída del Imperio Romano) y de obras maestras como Doctor Zhivago, Cleopatra o Lawrence de Arabia fueron muy importantes para la industria cinematográfica patria y también para el desarrollo económico de muchas localidades poco concurridas en aquel entonces. Clint Eastwood recordaba con júbilo en 2010, cuando le entregaba el Oscar Honorífico a Eli Wallach, que “rodábamos en esos bellos sitios como Covarrubias, Burgos (…) y allí a orillas del Mediterráneo, en Almería, hablábamos de películas, teatro, política y mujeres”.

En la década de los 60, las producciones cinematográficas en España están en su máximo apogeo y, además, el franquismo se abre al mundo exterior e inicia una cierta laxitud en sus restrictivas directrices. Esto convierte a las grandes ciudades, y en concreto a Madrid, en urbes cosmopolitas y centros de recreo de las grandes estrellas norteamericanas que se paseaban por la geografía española pegándose tiros en Burgos (El bueno, el feo y el malo), luchando con sandalias en Tabernas (Cleopatra) o defendiendo castillos medievales en Peñíscola (El Cid).

Ava Gardner, Frank Sinatra, Cary Grant, Orson Welles y muchos otros vivieron y vieron influenciadas sus vidas por la España de aquel entonces. Ava Gardner rodando en Barcelona y viéndose furtivamente con el diestro Mario Cabré y posteriormente teniendo un tórrido romance con Dominguín; Cary Grant y Sophia Loren entre sábanas mientras rodaban Orgullo y pasión; Orson Welles en la plaza de la Real Maestranza de Ronda viendo apasionado las faenas de su amigo Ordóñez; Carmen Sevilla, “la novia de España”, parándole los pies a un enamorado Charlton Heston; Frank Sinatra pasando la noche en un cuartelillo de Málaga por desacato a la autoridad; y un sinfín de historias, a cual más rocambolesca, que fueron prueba de la gran cantidad de producciones cinematográficas que albergaron las fronteras españolas y de todo el atractivo que suponía el país para las leyendas estadounidenses.

Orson Welles en los toros, viendo la faena de su amigo el diestro Antonio Ordoñez.

Esta época dorada, que dio trabajo a miles y miles de españoles (cámaras, foquistas, actores, maquilladores, realizadores…), vio su final a finales de los 70 cuando las grandes producciones de exteriores ya no se estilaban y cuando el western ya se encontraba de capa caída. Los estudios en el propio Hollywood ya cubrían todas las necesidades y, si no, cruzaban la frontera por el sur y encontraban un vasto territorio que, ya en desarrollo, ofrecía mucho y a buen precio.

Aun así, España, aunque a otro ritmo, ha continuado siendo un importante lugar para rodar películas. La variada geografía, la innumerable cantidad de maravillas arquitectónicas y patrimonio cultural han permitido que España siga siendo reclamo de directores y productores. Barcelona es el paradigma de esta situación; costa por un lado, montaña por el otro y una infinidad de valioso patrimonio entre sus extremos.

En los 80 la geografía española recibió la visita de Steven Spielberg para su Indiana Jones y la última cruzada, Ridley Scott vino para El reino de los cielos y Exodus: Dioses y reyes y, a principios de los 2000, los dos agentes secretos más importantes de la gran pantalla se dejaron ver en el país: James Bond visitando Bilbao y Cádiz y Jason Bourne, Madrid. En los últimos años, sagas como la de Fast and Furious han rodado sus trepidantes escenas de acción en Tenerife y series como Juego de Tronos han recorrido diversas localidades de Andalucía, Cataluña, Castilla-La Mancha, Extremadura y el País Vasco.

Escena de la serie Juego de Tronos rodada en el Real Alcázar de Sevilla.

La incursión de las plataformas digitales (Netflix, Amazon, HBO…) ha supuesto un auge en la producción audiovisual y ha sido instrumento clave en la globalización del sector. Ahora, los estadounidenses disfrutan con La Casa de papel y Élite y los españoles con Dark (serie alemana) o con Love is in the air (serie turca). En el momento en que el idioma ha dejado de ser barrera, el abanico de posibilidades se multiplica y la oferta es cada vez más extensa en consonancia a la pujante demanda. Además de este factor, que beneficia a las películas y series españolas, ya se ven producciones extranjeras de alto presupuesto dentro de las fronteras españolas. Series como El Cid, en gran parte de producción americana, aunque realizada por españoles, tienen una clara vocación de cruzar el charco y ser vendidas en el mercado internacional.

Pero es ahora, 2021, cuando se puede dar el salto definitivo que convierta a España en el Hollywood europeo. A esta creciente demanda de las productoras por rodar en el país se suma el plan impulsado por el Gobierno de España conocido como “España, Hub audiovisual de Europa”. Mediante este, se pretende invertir 1.600 millones de euros, durante los próximos cinco años, en la modernización e internacionalización de las producciones audiovisuales españolas. Este plan insignia de la agenda España Digital 2025 conseguirá aumentar un 30% la producción audiovisual en el país.

Ahora, ya con las grandes empresas del sector instaladas (Netflix, Amazon, HBO, Filmin…) y el gran impulso que supondrá el Spanish Hub, se atisba un futuro alentador e ilusionante en el cual España se posicione a nivel global como la segunda casa de Hollywood.

Fotograma de la película Exodus: Dioses y reyes de Ridley Scott, rodada en España.

Como muestra de esta creciente demanda del territorio español para el rodaje de películas extranjeras, el día 14 de mayo de 2021 se anunció el rodaje del nuevo filme del laureado cineasta Wes Anderson en Chinchón y otras localidades de la Comunidad de Madrid. Como ha apuntado el alcalde de Chinchón, Francisco Javier Martínez, “tener una importante producción estadounidense aquí durante varios meses significa vida, prestigio y relaciones públicas”.

El cine genera millones de puestos de trabajo, es un escaparate al mundo de la geografía de un país y aporta, además, una gran riqueza cultural. Por ello, a 60 años de aquellos tiempos dorados que aún recuerda tan vívidamente Clint Eastwood, que España pueda volver a ocupar el trono es de vital importancia.