Líbano, un país caleidoscópico

Los contrastes definen la ciudad de Beirut, la capital libanesa. Esta fotografía muestra la mezquita de Mojamed Al-Amín junto a la catedral maronita. Ambos edificios están en la plaza de los Mártires, reconocida por las ejecuciones que se llevaron a cabo durante la Primera Guerra Mundial.
Debido a la inestabilidad del país, los controles y las armas forman parte del paisaje libanés. Una militarización del país a la que la población parece haberse acostumbrado.
En la actualidad, el Líbano acoge casi dos millones de refugiados sirios y 650.000 refugiados palestinos. Estos conviven en campos de refugiados repartidos por un país que vive al límite de sus capacidades.
El proyecto Líbano es un proyecto organizado por UIC Barcelona y Gausac, que tiene el objetivo de cuidar a personas discapacitadas en este país.
La nieve ha llegado a las montañas de Chabrouh, que rodean Faraya y Kfardebian. Estas ciudades acogen campos de refugiados que tienen que sobrevivir bajo estas temperaturas tan extremas.
Desde el monte de Harissa, la patrona del Líbano, se puede contemplar la costa mediterránea.
La pobreza y la riqueza conviven a partes desiguales. Líbano es reconocido como "el pequeño París" por habitantes de países del Golfo Pérsico que buscan el lujo.

Líbano es un país caleidoscópico por sus mil caras. La población libanesa convive junto a cientos de miles de refugiados procedentes de estados vecinos de la región. Sirios, palestinos e iraquíes, en su gran mayoría, han llegado en las últimas décadas huyendo de guerras civiles. A su vez, un número importante de libaneses quiere emigrar al extranjero en búsqueda de nuevas oportunidades. Además, este país de apenas 10.000 kilómetros cuadrados alberga 18 religiones reconocidas.

Este reportaje fue realizado en el marco de un viaje organizado por UIC Barcelona y Gausac. El objetivo de la expedición fue hacer un voluntariado con personas discapacitadas en Chabrouh.